martes, 30 de junio de 2015

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De la mano de San Agustín (24)

El hombre superior a los animales
 Con muchos materiales dispersos desordenadamente antes, pero reunidos, construyo una casa. Yo valgo más que ella, porque soy su causa y ella es mi hechura; tengo más aventajada naturaleza, porque la fabrico; por eso no puede dudarse de que valgo más que la casa. Mas mirando a esta luz, no sería mejor que una golondrina o una abejita, pues la primera ingeniosamente construye su nido y la segunda su panal; mas yo aventajo a las dos, porque soy animal racional. Pero si la razón se manifiesta en las medidas bien calculadas, ¿acaso las aves miden con menor exactitud y proporción el nido que construyen? Ciertamente, es proporcionadísimo. Luego yo soy superior, no por fabricar cosas bien proporcionadas, sino por conocer las proporciones. Y ¡cómo! ¿los pájaros sin conocer los números pueden construir nidos con toda proporción? Sin duda alguna. ¿Cómo puede explicarse esto? Con el hecho que también nosotros adaptamos la lengua con los dientes y el paladar para formar las palabras, sin pensar al hablar en los movimientos que hemos de hacer con la boca. Además, ¿no hay buenos cantores sin saber música, porque con el sentido natural observan al cantar el ritmo y la melodía que conservan en la memoria? ¿ Puede darse una cosa mejor proporcionada? El ignorante no sabe esto, pero lo hace con él impulso de la naturaleza. Mas ¿cuándo es mejor el hombre y aventaja a los animales? Cuando sabe lo que hace. Luego no hay en mí ningún fundamento de superioridad sobre los animales, sino éste: que yo soy un animal racional.
DeOrd. II, 19, 49

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