lunes, 27 de febrero de 2017

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De la mano de San Agustín (10): Deleitosa comunión la de los santos (6)

Debéis saber qué sea el Hermón. Es un monte distante de Jerusalén, es decir, de Sión. Por eso es de extrañar que diga esto el salmista: Como rocío del Hermón que desciende sobre los montes de Sión, siendo así que el monte Hermón se halla alejado de Jerusalén, pues se dice que está al otro lado del Jordán. Luego investiguemos qué significa Hermón. Es nombre hebreo; y sabemos su significado debido a los que conocen aquella lengua. Hermón se dice que significa luz encumbrada. De Cristo procede el rocío, porque ninguna luz fue encumbrada fuera de Cristo. ¿Cómo fue exaltado? Primero en la cruz, después en el cielo. Fue exaltado en la cruz al humillarse, pero su humillación no pudo ser sino elevada. La mayordomía o administración del hombre disminuía cada día más y más; ésta se hallaba simbolizada en San Juan Bautista. La mayordomía de Dios crecía de día en día en nuestro Señor Jesucristo, lo que se da también a conocer por los días de su nacimiento, pues Juan nació, según la tradición de la Iglesia, el 24 de junio, cuando los días comienzan a menguar, y el Señor nació el 25 de diciembre, cuando los días comienzan ya a crecer. Oye al mismo Juan, que dice: A Él le conviene crecer, a mí, sin embargo, disminuir (Jn 3,30). También demuestran esto sus pasiones. El Señor fue levantado en la cruz, Juan fue amenguado al cortarle la cabeza. Luego la luz exaltada es Cristo, de donde procede el rocío del Hermón. Todos los que deseáis habitar en unión, ansiad este rocío; se os llueva de aquí. De otro modo no podréis cumplir lo que profesáis, ni podréis atreveros a prometer, a no ser que El hubiere dejado oír su voz; ni podréis permanecer si os falta su alimento o ayuda, pues su alimento desciende sobre los montes de Sión.

 Los montes de Sión son grandes en Sión. ¿Qué es Sión? La Iglesia. Y ¿qué montes hay en ella? Grandes. A quienes simbolizan los montes, a los mismos simboliza la barba, a los mismos simboliza el gorjal del vestido. Sólo se entiende por barba a los perfectos, pues únicamente habitan en unión aquellos en quienes se halla la caridad de Cristo. Porque en quienes no existe la caridad de Cristo, aun cuando habiten en uno, odian, molestan, atormentan, perturban con su malhumor a los demás y andan buscando qué han de decir de ellos. Les acontece lo que al jumento inquieto que se halla uncido al tiro, el cual no sólo no tira, sino que rompe a coces lo que le unce. Pero, si posee el rocío del Hermón, que baja sobre los montes de Sión, es manso, reposado, humilde, tolerante y ora en lugar de murmurar, pues los murmuradores se describieron maravillosamente en cierto lugar de la Escritura: Las entrañas del fatuo son como las ruedas de un carro (Si 33,5). ¿Qué quiere decir: Las entrañas o el corazón del fatuo son como las ruedas del carro? Que va cargado de heno y cruje. La rueda del carro no puede por menos de chirriar. Así hay muchos hermanos; sólo habitan en unión en cuanto al cuerpo. Pero ¿quiénes son los que habitan en unión? Aquellos de quienes se dice: Únicamente había en ellos un alma y un solo corazón en Dios; y nadie tenía cosa propia, sino que todas las cosas les eran comunes (Hch 4,32). Han sido designados, han sido descritos, los que pertenecen a la barba, los que pertenecen al gorjal del vestido, los que son contados entre los montes de Sión. Si allí existen algunos murmuradores, se acuerden de lo que el Señor dijo: Uno será tomado y otro dejado (Mt 24,40).

 Pues allí preceptuó Dios la bendición. ¿En dónde la preceptuó? Entre los hermanos que habitan en unión. Allí prescribió la bendición, allí bendicen al Señor los que habitan en armonía. Porque en la discordia no bendices al Señor. Sin razón dices que tu lengua alaba a Dios si el corazón está callado; con la boca bendices y con el corazón le maldices. Con su boca bendecían y con su corazón maldecían (Sal 61,5), dice un salmo. ¿Por ventura son palabras mías? Aquí se señaló a algunos. Bendices a Dios cuando oras, y, prosiguiendo en tu plegaria, maldices a tu enemigo. Pero atiende; esto es lo que oíste del Señor: Amad a vuestros enemigos. Si obras, y amas a tu enemigo de suerte que ores por él, allí ordenó Dios su bendición, y tendrás allí la vida por el siglo, es decir, eternamente. Muchos, amando esta vida, maldicen a sus enemigos. ¿Y por qué? Por esta vida, por los intereses mundanos. ¿En qué te oprimió tu enemigo para que te veas obligado a maldecirle? ¿Te afligió en la tierra? Emigra de ella; habita en el cielo. "¿Cómo —dices— habitaré en el cielo siendo carne, entregado a la carne? "Precede con el corazón para que sigas con el cuerpo. No oigas haciéndote el sordo: ¡Arriba los corazones! Ten tu corazón arriba, y nadie te contristará en el cielo. De aquí que prosigue admirablemente el salmo siguiente.
En in ps.132, 11-13


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