martes, 9 de mayo de 2017

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De la mano de San Agustín: El cuerpo y el alma constituyen un solo hombre.

Del cuerpo y alma unidos se dice que forman un único hombre. Pues ¿por qué, con mayor razón, no se dirá que son un solo Dios el Padre e Hijo unidos, cuando esa unión es inseparable, mientras no lo es la del alma con el cuerpo? El cuerpo y el alma constituyen un solo hombre, aunque el cuerpo y el alma no sean una misma cosa. ¿Por qué no han de ser con mayor razón un único Dios el Padre y el Hijo, cuando ambos son una misma cosa, según dijo la Verdad: Yo y el Padre somos una misma cosa? (Jn 10,30) El hombre interior y exterior no son una misma cosa, ya que no tienen la misma naturaleza, puesto que al exterior con el mencionado cuerpo se le llama hombre, mientras que el interior se entiende sólo del alma racional; pero juntos no son dos hombres, sino uno solo. Pues ¡cuánto más el Padre y el Hijo serán un único Dios, cuando son una misma cosa! Tienen la misma naturaleza, o substancia, cualquiera otro vocablo más ajustado que demos a eso que Dios es, por lo que se dijo: Yo y el Padre somos una misma cosa. Uno es el espíritu del Señor y uno el del hombre, y no son la misma cosa. No obstante, cuando el humano se une al divino, no son dos espíritus, sino uno solo. Uno es el hombre exterior y otro el interior, y no son la misma cosa. No obstante, unidos con el vínculo natural, ambas cosas no son dos hombres, sino uno. Pues cuando el Hijo de Dios dice: Yo y el Padre somos una misma cosa, aunque el Padre es el único Dios y el Hijo es el único Dios, juntos son un único Dios y no dos.
Carta, 238, 12



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