"Ven Espíritu Santo, como río de fuego,
ven como un torbellino de luz.
Ven a derramarte
como un manantial de vida desbordante.
Tú conviertes mi interior
en una pradera verde y serena donde habita la paz.
Espíritu Santo, ven,
como un impulso de viento que renueva.
Porque eres fuerza joven,
empuje saludable de vitalidad.
Déjame entrar en tu abismo luminoso,
y bailar de alegría, y nadar
entre una multitud chispeante de estrellas.
Acaríciame con tu soplo cálido que es amor.
Ven, Espíritu Santo, Espíritu, libertad.
Ven, no te detengas, ven..."
ven como un torbellino de luz.
Ven a derramarte
como un manantial de vida desbordante.
Tú conviertes mi interior
en una pradera verde y serena donde habita la paz.
Espíritu Santo, ven,
como un impulso de viento que renueva.
Porque eres fuerza joven,
empuje saludable de vitalidad.
Déjame entrar en tu abismo luminoso,
y bailar de alegría, y nadar
entre una multitud chispeante de estrellas.
Acaríciame con tu soplo cálido que es amor.
Ven, Espíritu Santo, Espíritu, libertad.
Ven, no te detengas, ven..."
************
Un pensamiento diario de San Agustín de Hipona"Cristo murió para que tú vivas"
Por ti, Cristo aceptó ser crucificado, para enseñarte la humildad. Él estaba vivo y tú estabas muerto. Él murió para que tú vivas. Dios venció a la muerte para que la muerte no pudiera vencer a los seres humanos. (Comentario sobre el Evangelio de S. Juan 2,4; 14,13)
Oración - ¿Dónde está, muerte tu victoria? ¿Dónde está, muerte tu aguijón? Señor, tú has sido golpeado, herido y humillado; pero has sido herido por mí, tú que me has formado. Muerte, oh muerte, aquél que me ha hecho ha sido herido por mí y con su muerte él te ha vencido. (Sermones 128,10)
P, José Luis Alonso, OAR.
0 Reactions to this post
Add CommentPublicar un comentario