lunes, 8 de mayo de 2017

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Si les digo esto es para que, compadeciéndose de nosotros, oren por nosotros

Me fue dirigida la palabra del Señor, diciendo: Hijo de hombre, profetiza sobre los pastores de Israel y di a los pastores de Israel. Acabamos de escuchar esta lectura de boca del lector. Sobre ella hemos propuesto decir algo a vuestra santidad. Él nos ayudará a decir la verdad si no decirnos cosas de nuestra propia cosecha. Si dijéramos de lo nuestro, seríamos pastores que nos apacentaríamos a nosotros mismos, y no a las ovejas. Si, en cambio, son de él las cosas que digamos, es él quien nos alimenta, hable quien hable.

Esto dice el Señor Dios: ¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan sólo a sí mismos! ¿No son ovejas lo que apacientan los pastores? Es decir, los pastores no se apacientan a sí mismos, sino a las ovejas. Este es el primer motivo por el que son censurados estos pastores: se apacientan a sí mismos, no a las ovejas.

¿Quiénes son los que se apacientan a sí mismos? Aquellos de quienes dice el Apóstol: Todos buscan sus intereses, no los de Jesucristo. Nosotros, a quienes el Señor nos puso, porque así él lo quiso, no por nuestros méritos, en este puesto del que hemos de dar cuenta estrechísima, tenemos que distinguir dos cosas: que somos cristianos y que somos pastores vuestros. El ser cristianos es en beneficio nuestro; el ser pastores es en el vuestro. En el hecho de ser cristianos, la atención ha de recaer en nuestra propia utilidad; en el hecho de ser pastores, no se ha de pensar sino en la vuestra. Son muchos los que, siendo cristianos, sin ser pastores, llegan hasta Dios, quizá caminando por un camino más fácil y de forma más rápida, en cuanto que llevan una carga menor. Nosotros, por el contrario, dejando de lado el hecho de ser cristianos, y según ello, hemos de dar cuenta a Dios de nuestra vida; somos también pastores, y según esto debemos dar cuenta a Dios de nuestro servicio. Si os digo esto es para que, compadeciéndoos de nosotros, oréis por nosotros. Llegará el día en que todo sea sometido a juicio. Aquel día, aunque para el mundo esté lejano todavía, para cada hombre es el último de su vida. Dios quiso mantener oculto uno y otro: cuándo ha de llegar el fin del mundo y
cuándo ha de ser el final de esta vida para cada uno de los hombres. ¿Quieres no temer a ese día oculto? Cuídate de estar preparado hasta que llegue. Puesto que los pastores están puestos para que cuiden de aquellos a cuyo frente están, no deben buscar en el hecho de presidir su propia utilidad, sino la de aquellos a quienes sirven; cualquiera que sea pastor en forma tal que se goce de serlo, busque su propio honor y mire solamente sus comodidades, se apacienta a sí mismo y no a las ovejas. A éstos se dirige la palabra del Señor. Escuchad vosotros como ovejas de Dios, y considerad cómo Dios os constituyó en seguridad, de forma que cualesquiera que sean quienes os presidan, es decir, seamos nosotros quienes seamos, el que apacienta a Israel os dio seguridad. Pues, si Dios no abandona a sus ovejas, los malos pastores expiarán las penas merecidas y las ovejas recibirán las promesas.
San Agustín, Sermón 46, 2

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