Juan el Bautista anunciaba que el Mesías iba a bautizar "en el Espíritu Santo y en el fuego", purificando todo lo que no sirve (Lucas 3,16-17). El Bautismo que trae el Mesías será una verdadera purificación, porque derrama el Espíritu Santo como fuego.
El Mesías cumple aquel anuncio del profeta Ezequiel: "Los purificaré de toda inmundicia y de toda basura, y les daré un corazón nuevo... Infundiré mi Espíritu en ustedes y haré que caminen según mis preceptos" (Ezequiel 36,25-27). Esto significa que la manifestación del poder del Mesías se realiza sobre todo en los corazones. Y esa obra interior del Mesías hace que los hombres puedan cumplir de verdad la voluntad de Dios. Porque una predicación atractiva no es suficiente; es necesaria la acción secreta de la gracia de Dios en el interior de la persona.
Pensemos un momento de qué quisiéramos ser purificados, y pidámoslo al Espíritu Santo, que es fuego purificador.
************
Los Cinco Minutos de San Agustín
Al reunirnos junto a la mesa del Señor, no recordamos a los mártires del mismo modo que a los demás que descansan en paz, para rogar por ellos, sino más bien para que ellos rueguen por nosotros, a fin de que sigamos su ejemplo, ya que ellos pusieron en práctica aquel amor del que dice el Señor que no hay otro más grande.
P. José Luis Alonso. OAR
0 Reactions to this post
Add CommentPublicar un comentario