sábado, 12 de agosto de 2017

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HERMANA CLEUSA, MISIONERA AGUSTINA RECOLETA (1933- 1985)

 La Sierva de Dios  Hna. María Ángeles de San José  (Hna. Cleusa)

Nace en Cachoeiro do Itapemirim, ES, Brasil, el día 12 de noviembre de 1933, ciudad donde pasa su infancia y juventud. Al terminar el curso de Magisterio, hace su opción de dejar todo e ingresar a la vida religiosa. Después de hablar con los padres Agustinos Recoletos de su ciudad y de recibir el sacramento de la Confirmación, ingresa en la Congregación de las Misioneras Agustinas Recoletas.

Emitido los votos religiosos es enviada a la misión de Lábrea, después de algunos años y al emitir los votos perpetuos, la destinan a Vitoria donde trabajará en el colegio Agustiniano.Vitoria, Manaus y Lábrea serán los lugares donde Hna. Cleusa vive su donación al servicio del Reino. Tenía especial predilección por los indígenas.

La presencia de Hna. Cleusa es muy marcada entre los indígenas. Percibe toda la injusticia contra estos pueblos y cada vez está más segura de que el Señor quiere que esté junto a ellos.

El punto culminante de su vida heroica se da cuando matan a la mujer y al hijo del jefe de los indios. Decide viajar en canoa para pacificar a los familiares y evitar la venganza. Llega al atardecer del día 27 de abril de 1985. No encontró a nadie, Debajo de la chabola aparecen dos sepulturas nuevas. A la mañana siguiente, mientras toma la dirección de Lábrea, se encuentra con el autor del crimen. Hna. Cleusa manda a su acompañante que se ponga a salvo y ella se quedó sola. Hasta una semana después no encuentran su cuerpo sin vida.

Alguien escribió que los testigos de los últimos momentos de la vida de Sor Cleusa fueron el cielo y la naturaleza amazónica, la tierra que ella amó, probando así que solamente Dios le bastó durante su vida y solamente Dios le fue necesario en la hora de la muerte. Sor Cleusa fué una religiosa de piedad ardiente. Nunca dejaba, por nada, la oración comunitaria. En los tiempos libres iba a la capilla, donde en silencio, contemplaba a Jesús en la Eucaristía, que le dio fuerzas para vivir su fe y de quien aprendió las lecciones de amor y entrega a los hermanos, a los que sufren y son marginados, especialmente a los indios, por quienes dio el supremo testimonio de amor con la entrega de su propia vida.
 Fuente: Causa de los Santos

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