jueves, 30 de noviembre de 2017

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LOS CINCO MINUTOS DEL ESPÍRITU SANTO

Muchos, movidos por el Espíritu Santo, han dado la vida por grandes ideales. Algunos han dado la vida por Cristo. Pero si es posible entregar hasta la sangre soportando tormentos terribles, entonces es posible entregar mucho menos por Cristo y por los demás.

Realmente es posible soportar con paciencia, y hasta con el gozo del amor, las contradicciones y angustias de cada día. Es posible tolerar serenamente que nos critiquen, nos rechacen, nos olviden. ¿Por qué no?

Si otros pueden ser asesinados por ser fieles a su opción, y se entregan decididos, ¿por qué yo no puedo recibir burlas, contradicciones y rechazos como los sufrió Jesús? ¿Por qué yo tendré que estar libre de todo sufrimiento, límite o angustia? ¿Quién soy yo para pretender que no se me pida nada?

Ninguno de nosotros es el centro del universo ni tiene derecho a exigir que el mundo esté a su servicio o que su vida esté libre de toda dificultad. Ciertamente, eso es lo que proponen los engaños de la sociedad de consumo, pero no vale la pena vivir de engaños.

Invocando al Espíritu Santo para que nos haga más firmes por dentro, podemos lograr que las contrariedades de la existencia y las molestias de la vida en sociedad no nos derriben ni nos quiten el gozo de ser cristianos.

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Los Cinco Minutos de San Agustín de Hipona
¿Saber quiénes son los que tienen el corazón recto? Son los que desean lo que Dios desea. Por eso, no quieras torcer el querer de Dios, sino corrige tu querer según el de Dios. El querer de Dios es una regla de comportamiento de la que tomas los medios para convertirte y para corregir tus errores.

P. José Luis Alonso Manzanedo, OAR.

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