viernes, 17 de agosto de 2018

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Palabras duras, sí, mas para los duros


Acabamos de oír al Maestro veraz, Redentor divino y Salvador humano, encarecernos nuestro precio: su sangre. Nos ha hablado, en efecto, de su cuerpo y de su sangre: al cuerpo le llamó comida; a la sangre, bebida. Los fieles saben que se trata del sacramento de los fieles; en cambio los otros oyentes ¿qué otra cosa saben sino lo que oyen? Cuando, pues, para recomendarnos tal alimento y tal bebida, decía: Si no coméis mi carne y bebéis mi sangre, no tendréis vida en vosotros (Jn 6,53) —y ¿quién, sino la Vida, diría esto de la Vida misma? A su vez, al hombre que juzgue falaz a la Vida le aportará muerte, no vida— se escandalizaron sus discípulos, aunque no todos, sí muchísimos y decían para sí: ¡Duro es este lenguaje, ¿quién puede escucharlo?(Jn 6,60). Mas habiendo conocido en sí esto el Señor y habiendo percibido el murmullo de sus pensamientos, respondió a los que eso pensaban, aunque nada expresaban con su voz, para que supieran que los había oído y desistiesen de pensar tales cosas. ¿Qué les respondió, pues? ¿Os escandaliza esto? Entonces, ¿si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? (Jn 6,61-62). ¿Qué significa Os escandaliza esto? ¿Pensáis que voy a fraccionar este cuerpo mío que estáis viendo, a amputar mis miembros y a dároslos a vosotros? ¿Qué significa: Entonces, ¿si vierais al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? Ciertamente el que pudo ascender en su integridad, no pudo ser consumido. Así, pues, nos dio en su cuerpo y sangre un saludable alimento, y brevemente resolvió la gran cuestión acerca de su integridad. Coman, pues, quienes lo comen y beban los que lo beben; tengan hambre y sed; coman la vida, beban la vida. Comerlo es restablecerse; pero te restableces de tal forma que no merma lo que te restablece. Y beberlo, ¿qué es sino vivir? Come la vida, bebe la vida: tendrás vida y la vida plena. Mas esto habrá entonces, es decir, el cuerpo y la sangre de Cristo será vida para cada uno, si lo que se toma visiblemente en este sacramento,lo come espiritualmente, lo bebe espiritualmente en su realidad misma. Porque se lo hemos oído al Señor decir: El espíritu es el que da vida, la carne no sirve de nada. Las palabras que yo os he hablado son espíritu y vida. Pero hay algunos —dice— que no creen (Jn 6,63-64). Eran los que decían: ¡Duro es este lenguaje, ¿quién puede escucharlo? Duro, sí, mas para los duros; es decir, es increíble, mas para los incrédulos.
Sermón 131, 1

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