viernes, 14 de septiembre de 2018

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Si hay un buen cantor, la lengua es un buen instrumento

Una vida sólo la hace buena un buen amor. Elimínese el oro de los asuntos humanos; mejor, haya oro para que sirva de prueba para los asuntos humanos. Córtese la lengua humana, porque hay quienes blasfeman contra Dios. ¿Cómo habrá entonces quienes le alaben? ¿Qué te hizo la lengua? Si hay un buen cantor, es un buen instrumento. Tenga la lengua un alma buena: hablará el bien, pondrá de acuerdo a quienes no lo están, consolará a los que lloran, corregirá a los derrochadores y pondrá un freno a los iracundos; Dios será alabado, Cristo será recomendado, el alma se inflamará de amor, pero divino, no humano; espiritual, no carnal. Todos estos bienes son producto de la lengua. ¿Por qué? Porque es buena el alma que se sirve de la lengua. Tenga la lengua un hombre malo: aparecerán los blasfemadores, litigantes, calumniadores y delatores. Males todos que proceden de la lengua, porque es malo quien la utiliza.

No desaparezcan los bienes de la sociedad; existan, pero sea bueno el uso de los mismos. Hay bienes que no se hallan más que en los buenos y hay bienes comunes a los buenos y a los malos. Bienes que se hallan solamente en los buenos son: la piedad, la fidelidad, la justicia, la castidad, la prudencia, la modestia, el amor y cosas parecidas. Bienes que son comunes a los buenos y a los malos son: el dinero, el honor, el poder secular, la administración y la misma salud corporal. También estas cosas son bienes, pero requieren gente buena.
Sermón 311, 11

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