lunes, 1 de octubre de 2018

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NADIE TIENE LA EXCLUSIVA DE JESÚS

     La escena es sorprendente. Los discípulos se acercan a Jesús con un problema. Esta vez, el portador del grupo no es Pedro, sino Juan, uno de los dos hermanos que andan buscando los primeros puestos. Ahora pretende que el grupo de discípulos tenga la exclusiva de Jesús y el monopolio de su acción liberadora.

 Vienen preocupados. Un exorcista no integrado en el grupo está echando demonios en nombre de Jesús. Los discípulos no se alegran de que la gente quede curada y pueda iniciar una vida más humana. Solo piensan en el prestigio de su propio grupo. Por eso, han tratado de cortar de raíz su actuación. Esta es su única razón: "No es de los nuestros".

      Los discípulos dan por supuesto que, para actuar en nombre de Jesús y con su fuerza curadora, es necesario ser miembro de su grupo. Nadie puede apelar a Jesús y trabajar por un mundo más humano, sin formar parte de la Iglesia. ¿Es realmente así? ¿Qué piensa Jesús?

     Sus primeras palabras son rotundas: "No se lo impidáis". El Nombre de Jesús y su fuerza humanizadora son más importantes que el pequeño grupo de sus discípulos. Es bueno que la salvación que trae Jesús se extienda más allá de la Iglesia establecida y ayude a las gentes a vivir de manera más humana. Nadie ha de verla como una competencia desleal.

Jesús rompe toda tentación sectaria en sus seguidores. No ha constituido su grupo para controlar su salvación mesiánica. No es rabino de una escuela cerrada sino Profeta de una salvación abierta a todos. Su Iglesia ha de apoyar su Nombre allí donde es invocado para hacer el bien.

     No quiere Jesús que entre sus seguidores se hable de los que son nuestros y de los que no lo son, los de dentro y los de fuera, los que pueden actuar en su nombre y los que no pueden hacerlo. Su modo de ver las cosas es diferente: "El que no está contra nosotros está a favor nuestro".

     En la sociedad moderna hay muchos hombres y mujeres que trabajan por un mundo más justo y humano sin pertenecer a la Iglesia. Algunos ni son creyentes, pero están abriendo caminos al reino de Dios y su justicia. Son de los nuestros. Hemos de alegrarnos en vez de mirarlos con resentimiento. Hemos de apoyarlos en vez de descalificarlos.
      Es un error vivir en la Iglesia viendo en todas partes hostilidad y maldad, creyendo ingenuamente que solo nosotros somos portadores del Espíritu de Jesús. El no nos aprobaría. Nos invitaría a colaborar con alegría con todos los que viven de manera evangélica y se preocupan de los más pobres y necesitados.

José Antonio Pagola

ORACIÓN DE ACCIÓN DE GRACIAS

Tus palabras, Señor, siempre son palabras de vida.
 A menudo encontramos consuelo y alivio para afrontar las adversidades.
Otras veces, como pasa hoy, tu voz es profética, de denuncia contra la injusticia, de combate contra el mal.
    No son palabras políticamente correctas, pueden herir sensibilidades. ¡Ojalá!
    Hay conciencias que necesitan ser zarandeadas.
    Hay demasiada injusticia, demasiada desigualdad,
demasiada corrupción, demasiado egoísmo en nuestro mundo 
para que podamos pensar que tú no tienes nada que denunciar,
que sólo has venido a decir palabras amables.
     Tu palabra es penetrante como una espada de doble filo.
     Por favor, no pases de largo sin sacar a la luz
mis pecados, mis incoherencias, mis falsedades.

Sólo tú puedes herir y curar la herida.
P. Julián Montenegro, OAE,

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