Si sigues el camino de Cristo, no esperes
prosperidad mundana. Él anduvo por caminos ásperos, pero prometió grandes
bienes. Síguele. No mires sólo por dónde has de ir, sino también a dónde has de
llegar. Tolerarás las asperezas temporales, pero llegarás a las alegrías
eternas. Si quieres soportar la fatiga, pon tu mirada en la recompensa. También
el obrero desfallecería en el trabajo de la viña, si no pensase en lo que va a
recibir. Cuando pienses en eso que vas a recibir, te parecerá sin importancia
todo lo que tengas que sufrir, y no lo verás ni comparable a lo que te espera.
Te causará extrañeza el que se te dé tanto por tan poco trabajo. Pues,
hermanos, por un descanso eterno se debería sufrir una fatiga eterna; antes de
recibir la felicidad eterna, deberías haber soportado sufrimientos eternos;
mas, si tuvieses que soportar una fatiga eterna, ¿cuándo llegarías a la eterna
felicidad? Pero acontece que siendo tu tribulación necesariamente temporal,
acabada ella llegarás a la felicidad sin límite. Hermanos, puede haber una
larga tribulación a cambio de la felicidad eterna. Dado que nuestra felicidad
no tendrá fin, nuestra miseria, nuestra fatiga y nuestras tribulaciones han de
ser duraderas…Con todo, si se prolongasen por miles de años, contrapón mil años
con la eternidad. ¿A qué comparas lo infinito con lo finito, por largo que sea?
Diez mil años, un millón de años, los cuales tienen fin, no pueden compararse
con la eternidad. A esto añade que Dios quiso sólo de nosotros un trabajo
temporal y breve. Toda la vida del hombre se reduce a pocos días, y aun cuando
no se mezclasen las horas calamitosas con las alegres, que ciertamente son más
y más prolongadas que las amargas, sin embargo, a fin de que podamos continuar
subsistiendo en esta vida de sufrimientos, son más breves y pocas las adversas.
Con todo, si el hombre permaneciere en trabajos, en fatigas, en dolores, en
tormentos, en cárceles, en calamidades, en hambre y en sed durante toda su
vida, durante todos los días y todas las horas de su existencia en la tierra
hasta la vejez, pocos días son toda la vida del hombre. Pues, pasado este
trabajo, vendrá el reino eterno, vendrá la felicidad sin fin, vendrá la
igualdad con los ángeles, vendrá la heredad de Cristo, vendrá Cristo
coheredero. Por tan poco trabajo, ¡cuánta recompensa no recibimos!
Por tanto, el Señor dirige los pasos de
los hombres y éste anhela su camino (Sal 36,23). A partir de aquí
había comenzado a decir: si quieres seguir el camino de Cristo y eres en verdad
cristiano, sábete que es cristiano el que no menosprecia el camino de Cristo,
sino que quiere seguirlo a través de sus padecimientos. No vayas por otro
camino distinto de aquel por el que anduvo Él. Parece duro, pero es seguro.
Otro quizá tenga más encantos, pero está lleno de atracadores. Anhela,
pues, su camino.
En.Ps 36, 2,16
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