jueves, 7 de julio de 2011

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Profesión Perpetua de Sor Nacaris del Valle Palomino Salazar


Sor Nacaris del Valle Palomino Salazar nació el 30 de Septiembre de 1975 en Maracay,  Venezuela. A los 19 años entró a formar parte del grupo JAR de la Parroquia Nuestra Señora del Socorro.

Luego perteneció a las Comunidades Neocatecumenales de la misma parroquia. De joven había sentido la llamada del Señor, pero no le dio importancia. A los 28 años se hizo más persistente esta llamada y se lo comunicó a su párroco y asesor P. Santiago Domínguez, agustino recoleto.El la encaminó a nuestro Monasterio de Sto. Toribio de Liébana, Vitigudino, Salamanca. Vino a hacer su experiencia en Octubre de 2004 por 2 meses. Después de un tiempo de discernimiento, empezó el postulantado en Septiembre de 2005. Tomó el hábito el 27 de Mayo de 2006. El 21 de Junio de 2008 hizo la profesión simple y el 18 de Junio de 2011, realizó la profesión solemne, convencida de que el Señor la quería para esta vida contemplativa. El año anterior viajó a su país, para despedirse de sus familiares y amistades.



Crónica de la Profesión  Solemne
de
Sor Nacaris del Valle Palomino Salazar

Quiero empezar esta crónica haciendo mías las palabras del salmista ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Unida a Cristo deseo vivir en profundo agradecimiento a Dios Padre por todo lo que ha realizado en la historia de mi vida, para cantar eternamente las misericordias del Señor ¡Dios sea Bendito por siempre!

 El sábado 18 de junio del 2011 fue el día escogido para mi profesión Solemne, después de habernos preparado en comunidad con los ejercicios espirituales, dirigidos por nuestro padre asistente Jesús Lanao. Ya de vísperas las hermanas con mucho cariño iban preparando el obsequio -sorpresa y esmerándose en decorar todo con mimo, se sentía un aire de fiesta; a nuestra comunidad llegaban 4 hermanas de Venezuela miembros de la comunidad Neocatecumenal a la que pertenecí durante varios años antes de mi ingreso a mi querida Orden de Agustinas recoletas, y de Madrid venía un miembro de la Fraternidad Seglar (OAR); ellas querían compartir con nosotras este gran momento y se unían a nuestra acción de gracias.

 Llegado el día esperado, mis hermanas cantaron una bonita canción a la virgen María para despertarme, después de lo cual me felicitaron y expresaron su alegría por mi próxima y definitiva consagración al Señor.

La Celebración de la Eucaristía fue preparada con esmero y sencillez, pero muy digna, acorde con la fiesta que celebrábamos. Las lecturas fueron escogidas para ese día y los cantos estuvieron a cargo del coro parroquial de Vitigudino y al órgano para dar realce a la celebración nuestra amiga y profesora de música Ana Robles; para que los fieles que nos acompañaron en ese día pudiesen participar en los cantos se prepararon trípticos y cuadernillos. A las 12:00 hrs daba inicio la eucaristía en la que tendría lugar el rito de la profesión. La Celebración fue presidida por el R.P Jesús Lanao y concelebrada por los Padres Javier Ruiz, Fernando Sacristán, Alfredo Sánchez, Agustinos Recoletos y por los Sacerdotes Diocesanos D. José Antonio Andújar (párroco), D. Ángel Martín (párroco), D. Jesús Jiménez y D. Juan José Calles, asistidos por el Diácono Wilmer Moyetones, Agustino Recoleto y el seminarista Diocesano Daniel Sevillano. También nos acompañaron nuestras hermanas Misioneras Agustinas Recoletas y los Legionarios de Cristo de salamanca. Nuestra capilla estuvo a rebozar por la asistencia, el pueblo se volcó para que me sintiese arropada por su cariño y compañía en tan solemne día. En el momento del interrogatorio iba respondiendo con emoción y calma  de manera afirmativa, la oración litánica fue cantada por Fr. Gilber Valenzuela Agustino Recoleto, mientras que las dos hermanas postulantes de la comunidad iban cubriéndome con los pétalos de rosas.

Muchas personas, hermanas y hermanos de la Orden se han hecho presentes a través de los medios de comunicación, nuestro obispo Monseñor D. Carlos López tuvo la delicadeza de llamarme para darme la enhorabuena, ya que él no pudo asistir a la celebración por circunstancias de fuerza mayor. Antes de finalizar la eucaristía tuve la oportunidad de dar gracias a los asistentes y a quienes me han ayudado y apoyado en mi camino vocacional, recibí la bendición papal con gran gozo.

 Quiero finalizar  dando gracias a todas los hermanos/as que me han acompañado con sus oraciones, de todo corazón gracias,  a la vez que  sigo encomendándome a ellas para que pueda responder fielmente a este tesoro que Dios ha puesto en mis manos.

 Reciban un fraterno abrazo y mi recuerdo ante el Señor, dador de todo bien. Su hermana en Cristo y Nuestro padre san Agustín.

Homilía del P. Jesús Lanao en la Profesión Perpetua de Sor Nacaris

18 de junio de 2011

Este momento culminante de la Profesión Perpetua de Nacaris comenzó a madurar hace mucho tiempo. Hace tres años hizo su Profesión Temporal, que en su corazón era definitiva. La Profesión estuvo precedida de un Postulantado y un Noviciado. Antes Nacaris recorrió el camino neocatecumenal. Y en el origen de todo está su consagración bautismal y su iniciación cristiana en los sacramentos y en la oración y la predilección de Dios. “No me elegisteis vosotros a mí…”

Es una historia de amor. Pero no una novela rosa o una crónica para Hola. Esas historias generalmente tienen un final decepcionante.

Aquí, el Señor Jesús Resucitado y Glorioso se enamora de una pobre criatura, la corteja (como dice el profeta Oseas), la lleva al desierto y le habla al corazón. Y la desposa en matrimonio perpetuo, en justicia y derecho, en gracia y salvación. Ama a esa criatura privilegiada con amor eterno y le dice: “Ven del Líbano, esposa, ven…”
Juan en el Evangelio nos habla de amor y amistad: Permaneced en mi amor. Guardad mis mandamientos. Amaos como yo os he amado, hasta dar la vida por mis amigos. Vosotros sois mis amigos y confidentes. Os he dicho todo lo que me ha dicho a mí el Padre. Este es el horizonte que se abre ante la hermana Nacaris: amor y amistad con Jesucristo y con los hermanos para toda la vida, para la eternidad.

El matrimonio cristiano es algo maravilloso y sagrado, un sacramento, signo del amor de Cristo a su Iglesia. La Profesión religiosa no es un sacramento, no es un signo, es el mismo amor de Cristo a la Iglesia. Todos estamos destinados (predestinados, dirá Pablo) a amar eternamente a Dios en el Cielo. Los religiosos, testigos de la trascendencia, como llevados de una santa impaciencia, anticipan la eternidad y así aman a Dios, buscan los bienes eternos y tienen como alimento la voluntad de Dios. La fórmula de la Profesión termina con estas palabras: “Ya, Dios mío, solamente a Ti quiero seguir, a Ti solo buscar, a Ti solo servir, en Ti solo descansar”. San Agustín resumió esta verdad en sus célebres palabras: “Nos hiciste, Señor, para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti”.

San Pablo en su carta a los Colosenses nos ha pintado un maravilloso cuadro de la comunidad cristiana: pueblo de Dios, cuyo uniforme es la humildad, la dulzura, la comprensión, el perdón… y, como ceñidor, el amor. ¿Os imagináis a alguien así pertrechado? ¡Qué maravilla de persona! (En otra ocasión pintará al cristiano como un soldado que va al combate revestido de sus armas). Este es el atuendo para la paz y la Acción de gracias, para la Eucaristía, donde la Palabra de Dios despliega toda su sabiduría y donde resuenan con fuerza los cánticos de agradecimiento y alabanza, los salmos, himnos y cánticos inspirados. Y todo en el nombre de Jesús, por quien vamos al Padre. La comunidad religiosa agustiniana es una comunidad eclesial, se siente iglesia, hace de la liturgia eucarística el centro de su vida y de la liturgia de las Horas el reloj que marca siempre la hora de la eternidad. A esta comunidad va a pertenecer desde ahora y para siempre la hermana Nacaris. Y por eso la felicitamos en nombre de la Iglesia y de la Orden; nos alegramos con ella y con su comunidad y pedimos al Señor que la bendiga, que le ayude y la acompañe todos los días de su vida. Y le pedimos también a ella que rece por el mundo, por la Iglesia, por la Orden, por Vitigudino, por Venezuela, por las comunidades neocatecumenales y por todos nosotros. Amén

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