martes, 12 de septiembre de 2017

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HÉROES ANÓNIMOS

Se trata de un misionero navarro que desgastó su vida ayudando a los más necesitados de una población boliviana. Frente a un piquete de guerrilleros que iba a asesinar a unos campesinos, se colocó en medio de estos y dijo:

"Me parte el alma ver morir a estos hombres inocentes. En señal de protesta, moriré con ellos. Soy el padre de ellos y de ustedes también."

Estas palabras conmovieron al jefe de la guerrilla, que ordenó retirar las armas, besó la mano del misionero y dijo a todos: "Den gracias a Dios porque tienen un padrecito tan bueno y que por él no sufriera este pueblo."

Esto no es ninguna novela ni hubo ruedas de prensa para contarlo ni vídeos que lo grabaran. Esto ocurrió no hace mucho, poco antes de morir el misionero héroe que se llamaba Zenón Rodrigo Moriones. Era agustino recoleto, natural de Cáseda (Navarra) y llevaba en Bolivia la friolera  de cuarenta y ocho años entregado a los más necesitados. Ha tenido que morirse para que se sepa. Estas cosas siguen ocurriendo, gracias a Dios.
Fuente: Recortes 2 (nov./dic.1988)

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