martes, 26 de junio de 2018

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¿A QUIÉN SEGUIMOS?

 Los evangelios presentan un fuerte contraste entre la actuación de Juan y la de Jesús. La preocupación suprema de Juan es el pecado que está corrompiendo al pueblo entero; por eso se sale de la tierra prometida y marcha al desierto para predicar desde allí la conversión a Dios. Para Jesús, por el contrario, la primera preocupación es el sufrimiento de quienes son víctimas de esas injusticias y pecados; por eso deja el desierto y va visitando las aldeas de Galilea anunciando la Buena Noticia de un Dios que quiere una vida más humana.

La tarea de Juan es clara: denunciar los pecados, llamar a los pecadores a penitencia y ofrecer un bautismo de conversión y perdón; por eso lo llaman «Bautista», el bautizador. El quehacer de Jesús es diferente: cura a los enfermos, acoge a los pecadores y ofrece la salud y el perdón gratuito de Dios sin necesidad de bautizarse en el Jordán; por eso, lo llaman curador y amigo de pecadores.

El lenguaje del Bautista es duro y da miedo; habla de la «ira» de Dios que llega como un leñador blandiendo su hacha para cortar de raíz los árboles estériles; el pueblo ha de vivir preparándose para la llegada del juicio inminente de este Dios. Jesús, por el contrario, narra parábolas que jamás se le hubieran ocurrido al Bautista; el que llega es un Padre bueno y cercano, compasivo y perdonador. Su palabra despierta confianza y alegría. El pueblo lo ha de acoger ahora mismo creando una convivencia más justa, fraterna y compasiva.

El Bautista no hace gestos de bondad. No se compadece ante el sufrimiento: no se acerca a curar a los enfermos. No ve la marginación de los más desgraciados: no toca a los leprosos ni libera a los endemoniados. No se fija en los débiles: no abraza a los niños de la calle. No come con pecadores: vive encerrado en su vida solitaria del desierto. Jesús, por el contrario, se dedica a curar, liberar del mal, acoger, bendecir, perdonar. Lo suyo es introducir en la vida salud, perdón, paz, amistad, fraternidad.

¿De quién somos nosotros? ¿Seguimos al Bautista o a Jesús? ¿Somos «bautistas» o «cristianos»? ¿Nos hemos quedado en el precursor o vivimos acogiendo a Jesucristo?
José Antonio Pagola.

ORACION DE ACCION DE GRACIAS

       Bienaventurado san Juan, profeta y precursor, hijo de un tiempo y de un país de donde parece que ya no podía surgir nada bueno.

     De un tiempo de gente cerrada, de un país sin esperanza.

     Un tiempo quizá semejante al nuestro, tiempo de gente tan repleta de cosas y manías que no le quedan vacíos por llenar.

      Un país de gente tan desconfiada que ya no espera nada de ningún dios.

     Haz que perdamos el miedo de ir al desierto, allí donde nadie quiere ir, y de gritar lo que nadie quiere escuchar.

      Bajo la apariencia impecable y dentro de las pieles tatuadas de tanta gente hay un vacío doloroso.

     También nosotros podemos ser testigos de un estilo de vida austero, auténtico, alternativo, que denuncia la superficialidad  y que invita a escuchar un mensaje nuevo de verdad.
P. Julián Montenegro Sáenz, OAR.

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