viernes, 14 de diciembre de 2018

// //

La salvación de Dios es Cristo el Señor

Quizá a alguien le parezca que es tan claro el testimonio en favor de la carne como el que se refiere al corazón, puesto que está escrito: Toda carne verá la salvación de Dios. El testimonio referido al corazón es clarísimo: Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Tenemos también uno referido a la carne: Toda carne verá la salvación de Dios. Ante esto, ¿quién dudaría de que aquí se promete la visión de Dios a la carne, si no intrigase saber qué es la salvación de Dios? En verdad, no nos intriga, pues no tenemos la menor duda: la salvación de Dios es Cristo el Señor. Así, pues, si a nuestro Señor Jesucristo sólo se le viese en la naturaleza divina, nadie dudaría de que también la carne vería la sustancia de Dios, puesto que toda carne verá la salvación de Dios. Mas Jesucristo nuestro Señor puede ser visto, en cuanto se refiere a su divinidad, con los ojos del corazón limpios, perfectos, llenos de Dios; pero fue visto también en su cuerpo, según lo que está escrito: Después de esto fue visto en la tierra y convivió con los hombres. ¿Cómo puedo saber por qué se dijo que toda carne verá la salvación de Dios? Nadie dude de que se dijo “porque verá a Cristo”. Pero se duda y se pregunta si se trata de Cristo el Señor en su cuerpo o en cuanto la Palabra existía en el principio, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. No me agobies con un solo testimonio; te lo repito al instante: Toda carne verá la salvación de Dios. Se admite que equivale a «toda carne verá al Cristo de Dios». Pero Cristo fue visto también en la carne, y no ciertamente en carne mortal, si es que aún puede llamarse carne tras convertirse en espiritual, pues incluso él mismo, después de la resurrección, dijo a quienes le estaban viendo y tocando: Palpad y ved, que un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo. Se le verá también en esta condición; no sólo se le vio, sino que se le verá también. Y quizá entonces se cumplirá de forma más plena lo dicho: Toda carne. Ahora, en efecto, lo ve la carne, pero no toda carne; pero entonces, en el momento del juicio, cuando venga con sus ángeles a juzgar a vivos y muertos, después que todos los que están en los sepulcros oigan su voz y salgan fuera, y unos resuciten para la vida y otros para el juicio, verán la misma forma que se dignó tomar por nosotros; no sólo los justos, sino también los malvados; unos desde la derecha y otros desde la izquierda, pues incluso quienes le mataron verán al que traspasaron. Así, pues, toda carne verá la salvación de Dios. Verán su cuerpo a través del cuerpo, puesto que ha de venir a juzgar en el cuerpo. A los que estén a la derecha, enviados ya al reino de los cielos, se manifestará como fue visto ya en el cuerpo; pero, no obstante, decía: Quien me ama será amado por mi Padre, y yo le amaré a él y me manifestaré a él personalmente. Esto no lo verá el judío malvado, pues el malvado será apartado para que no vea la claridad de Dios.

El justo Simeón lo vio tanto con el corazón, puesto que lo reconoció cuando era un niño sin habla, como con los ojos, puesto que lo cogió en sus brazos. Viéndole de esta doble manera, es decir, reconociendo en él al Hijo de Dios y abrazando al engendrado por la Virgen, dijo: Ahora, Señor, puedes dejar a tu siervo ir en paz, porque mis ojos han visto tu salvación. Ved lo que dijo. Se hallaba retenido aquí hasta que viera con los ojos a quien venía con la fe. Tomó en sus brazos un cuerpo pequeñito; un cuerpo fue lo que abrazó; y, viendo un cuerpo, es decir, contemplando al Señor en la carne, dijo: Mis ojos han visto tu salvación.                                                                                       
 S  277, 16-17

0 Reactions to this post

Add Comment

Publicar un comentario