Seguir a Jesús es el corazón de la vida cristiana. Lo esencial. Nada hay más importante o decisivo. Precisamente por eso, Lucas describe tres pequeñas escenas para que las comunidades que lean su evangelio, tomen conciencia de que, a los ojos de Jesús, nada puede haber más urgente e inaplazable.
Jesús emplea imágenes duras y
escandalosas. Se ve que quiere sacudir las conciencias. No busca más
seguidores, sino seguidores más comprometidos, que le sigan sin reservas,
renunciando a falsas seguridades y asumiendo las rupturas necesarias. Sus
palabras plantean en el fondo una sola cuestión: ¿qué relación queremos
establecer con él quienes nos decimos seguidores suyos?
Primera escena. Uno de los
que le acompañan se siente tan atraído por Jesús que, antes de que lo llame, él
mismo toma la iniciativa: «Te seguiré adonde vayas». Jesús le hace tomar
conciencia de lo que está diciendo: «Las zorras tienen madrigueras, y los
pájaros nido», pero él «no tiene dónde reclinar su cabeza».
Seguir a
Segunda escena. Otro está
dispuesto a seguirle, pero le pide cumplir primero con la obligación sagrada de
«enterrar a su padre». A ningún judío puede extrañar, pues se trata de una de
las obligaciones religiosas más importantes. La respuesta de Jesús es
desconcertante: «Deja que los muertos entierren a sus muertos: tú vete a
anunciar el reino de Dios».
Abrir caminos al reino de
Dios trabajando por una vida más humana es siempre la tarea más urgente. Nada
ha de retrasar nuestra decisión. Nadie nos ha de retener o frenar. Los
"muertos", que no viven al servicio del reino de la vida, ya se
dedicarán a otras obligaciones religiosas menos apremiantes que el reino de
Dios y su justicia.
Tercera escena. A un tercero
que quiere despedir a su familia antes de seguirlo, Jesús le dice: «El que echa
mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios». No es
posible seguir a Jesús mirando hacia atrás. No es posible abrir caminos al
reino de Dios quedándonos en el pasado. Trabajar en el proyecto del Padre pide
dedicación total, confianza en el futuro de Dios y audacia para caminar tras
los pasos de Jesús.
José Antonio Pagola
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