martes, 28 de junio de 2011

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El Mandamiento Nuevo (Jn 13, 34)


Iniciamos una nueva sección en el blog, que se llamará: Formación de la mano de San Agustín, teniendo como fuentes el Catecismo y los Sermones de nuestro Padre.

“Tomó de nosotros lo despreciable, nos dio lo grandioso; tomó nuestro mal, nos dio su bien: tomó la muerte nos dio la vida; recibió de aquí afrentas, nos dio honor; recibió aquí la cruz, nos dio descanso. ¡Cuántos males recibió de nosotros! ¡Cuántos bienes nos otorgó! Así, pues, nuestro Señor Jesucristo se hizo hijo del hombre; con todo, aunque Dios se hizo hombre, no se convirtió él mismo en hombre; al contrario, permaneció en sí mismo como Dios perfecto, sin cambiar en nada para peor; asumió al hombre para hacerlo mejor en sí mismo, no para hacerse peor en él”.
Sermón 140 A


219 El amor de Dios a Israel es comparado al amor de un padre a su hijo (Os 11,1). Este amor es más fuerte que el amor de una madre a sus hijos (cf. Is 49,14-15). Dios ama a su Pueblo más que un esposo a su amada (Is 62,4-5); este amor vencerá incluso las peores infidelidades (cf. Ez 16; Os 11); llegará hasta el don más precioso: "Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único" (Jn 3,16).

220 El amor de Dios es "eterno" (Is 54,8). "Porque los montes se correrán y las colinas se moverán, mas mi amor de tu lado no se apartará" (Is 54,10). "Con amor eterno te he amado: por eso he reservado gracia para ti" (Jr 31,3).

221 Pero S. Juan irá todavía más lejos al afirmar: "Dios es Amor" (1 Jn 4,8.16); el ser mismo de Dios es Amor. Al enviar en la plenitud de los tiempos a su Hijo único y al Espíritu de Amor, Dios revela su secreto más íntimo (cf. 1 Cor 2,7-16; Ef 3,9-12); él mismo es una eterna comunicación de amor: Padre, Hijo y Espíritu Santo, y nos ha destinado a participar en Él. (también puedes consultar los numerales: 16- 25- 162- 1822/1829)

“Nos amamos a nosotros mismos justamente cuando amamos a Dios.”(Ca 130, 7.14)

“No sabe amar rectamente al hombre quien no ama al Creador del hombre.” (Ca 258,2)

“Cuando hayas vaciado tu corazón del amor terreno, te llenarás de amor divino, y entonces comenzará a habitar en ti la caridad, de la que nada malo puede nacer.” (TCJ 2,8)

Tanbién puedes consultar: Carta 192- Rom 13,8-10: Siempre soy deudor de la caridad que, aunque haya sido pagada, no cancela la deuda.
Carta 243, 1-7 - Lc 14,25-33:Caridad privada y caridad pública.
Carta 189, 2-3 - Mc 12,28-34: La hermosura de la caridad.
La Trinidad VIII, 8, 12 - 1 Jn 4,7-16: Amar al hermano es amar a Dios.
Comentario sobre el evangelio de San Juan 14, 9-10 - Jn 3,31-36: Fuerza unificadora de la caridad.

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