sábado, 4 de octubre de 2014

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De la mano de San Agustín

Lc 10,17-24  Anteponer lo común a lo propio

 Luego, carísimos, si hubiera podido el apóstol San Pablo engreírse debido a la sublimidad de las revelaciones, si no hubiera recibido el ángel de satanás que le abofeteara, ¿quién puede estar seguro de sí? Parece que camina seguro el que recibió poco, pero si no busca perversamente lo que no puede conseguir con rectitud. Busque aquello sin lo cual no puede ser del Cuerpo de Cristo o sin lo cual se halla allí mal. Más seguro es hallarse en el Cuerpo de Cristo con un dedo sano que con un ojo legañoso. El dedo es una cosa pequeña; el ojo, grande, de mucho valor; y, con todo, mejor es tener un dedo sano que tener un ojo enfermo, legañoso, ciego. Nadie busque estar en el Cuerpo de Cristo si no es con salud. Por la sanidad posee la fe, por la fe limpia su corazón, por la limpieza de corazón se ve el rostro del que se dijo: Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios29. El que hizo milagros y el que no los hizo, en el Cuerpo de Cristo únicamente debe alegrarse del rostro de Dios. Cuando volvieron los apóstoles de la misión que el Señor les encomendó, le dijeron: Señor, ve que en tu nombre nos obedecieron también los demonios. Viendo el Señor que los tentaba la soberbia por la potestad de los milagros, entonces El, como médico que había venido a curar nuestros tumores y a sanar nuestras enfermedades, les dijo al instante: No os alegréis de que los demonios se os sometan, sino alegraos de que vuestros nombres están escritos en el cielo30. No todos los buenos cristianos arrojan demonios; sin embargo, los nombres de todos ellos se hallan escritos en el cielo. No quiso que se alegrasen por lo que tenían de particular, sino de que tenían la salud con los demás; de esto quiso el Señor que se alegraran los apóstoles, de esto debes también tú alegrarte. Atienda vuestra caridad. Ningún cristiano ha de esperar o confiar si no está escrito su nombre en el cielo. Los nombres de todos los fieles que aman a Cristo, que andan humildemente por el Camino que El, humilde, enseñó, se hallan escritos en el cielo. El nombre de cualquier fiel significante, de cualquier fiel que tú desprecias, que cree en Cristo, y ama a Cristo, y ama la paz de Cristo, se halla escrito en el cielo. Y ¿qué semejanza hay entre éstos y los apóstoles, que obraron tantos milagros? Sin embargo, se reprende a los apóstoles, porque se alegraban del bien particular, y se les manda que se alegren de lo mismo de que se alegra el más pequeño de los hermanos.
Comentario al salmo 130,8.

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