jueves, 26 de marzo de 2015

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De la mano de San Agustín (22)

Temor al pecado

De los siete mandamientos que se asignan al amor del prójimo, el primero es: Honra a tu padre y a tu madre ( Ex 20,12; Dt 5,160. El segundo: No matarás (Ex 20,13; Dt 5,17). El tercero: No cometerás adulterio (Ex 20,14; Dt 5,18). El cuarto: No hurtarás (Ex 20,15; Dt 5,19). El quinto: No dirás falso testimonio (Ex 20,16; Dt 5,20). El sexto: No desearás la mujer de tu prójimo (Ex 20,17; Dt 5,21). El séptimo: No desearás un bien de tu prójimo (Ex 20,17; Dt 5,21). A este orden se adapta perfectamente el Apóstol cuando dice: Honra padre y madre, que es el primer mandamiento ( Ef 6,2).

 Se investiga y no se encuentra que sea el primero del decálogo entero, porque, de los diez mandamientos, el primero es aquel en que se nos intima adorar a un único Dios. Mas como el precepto de honrar a los padres está en la segunda tabla, es el primero, porque a partir de él comienzan a contarse los que se refieren al amor del prójimo.Cantemos, pues, el cántico nuevo pulsando el arpa de diez cuerdas. Este es el cántico nuevo, la gracia del Nuevo Testamento, que nos separa del hombre viejo que fue hecho al principio, de la tierra, terreno (1Co 15,47). Fue hecho del limo de la tierra (Cf Gn 2,7) y, tras haber abandonado la felicidad, con todo derecho se le hundió en la miseria porque quebrantó el precepto que se le había impuesto. Pero ¿qué dice por medio del profeta que agradece a la gracia de Dios el habernos reconciliado con Dios por el perdón de los pecados y habernos renovado eliminando la pasada vetustez? Me extrajo -dice- de lo profundo de la miseria y del fango cenagoso; y asentó mis pies sobre la roca, y dirigió mis pasos y puso en mi boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios (Sal 39,3-4). Este es el cántico nuevo que canta con el arpa de diez cuerdas. Pues nadie alaba a Dios, esto es, le entona un himno, a no ser que vayan concordes las palabras y las acciones, amando a Dios y al prójimo  (Cf Mt 22,39-40 y par). Ni piensen los donatistas rebautizantes que pertenecen al cántico nuevo. Pues no cantan este cántico quienes por su orgullo impío se han separado de la Iglesia que Dios quiso que se extendiese por toda la tierra ( Cf Hch 1,8). También en otro lugar dice el profeta: Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra (Sal 95,1). Por tanto, quien no quiere cantar en compañía de la toda la tierra y no se aparta del hombre viejo (Cf Col 3,9), ese no canta el cántico nuevo, no toca el arpa de diez cuerdas, porque es enemigo de la caridad, ella sola plenitud de la ley (Cf Rm 13,10), que afirmamos que contiene los diez mandamientos, que se refieren al amor de Dios y del prójimo.
Sermón 33, 4-5

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