martes, 28 de abril de 2015

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De la mano de San Agustín (18)

Creer para caminar

Todo hombre que aún no cree en Cristo no se halla ni siquiera en el camino: está extraviado, pues. También él busca la patria, pero no sabe por dónde ha de ir ni conoce dónde se halla. ¿Qué quiero decir al afirmar que busca la patria? Toda alma busca el descanso y la felicidad; nadie a quien se le pregunte si quiere ser feliz duda en responder afirmativamente; todo hombre grita que quiere serlo; pero los hombres ignoran por dónde se llega a esa felicidad y dónde se la encuentra; por tanto, están extraviados. Nadie que no esté en marcha se encuentra extraviado; el extravío surge cuando se inicia la marcha y no se sabe por dónde hay que ir. El Señor te reconduce al camino; al hacernos fieles, creyentes en Cristo, no podemos decir que estamos ya en la patria, pero hemos comenzado ya a caminar por el camino. De esta manera, recordando que somos cristianos, exhortamos y amonestamos a todos los que nos son amadísimos, a quienes yerran en las vanas supersticiones y herejías, a que vengan al camino y caminen por él; así también, quienes ya están en el camino deben exhortarse mutuamente. Nadie llega sino quien está en el camino; mas no todo el que está en el camino llega. Se hallan, por tanto, en mayor peligro quienes aún no poseen el camino; mas quienes ya están en él no deben sentirse todavía seguros, no sea eme, retenidos por los encantos del camino mismo, no tengan suficiente amor para sentirse arrastrados hacia aquella patria, la única en que existe el descanso. Nuestros pasos en él son el amor de Dios y del prójimo. Quien ama corre, y cuanto más intensamente ama uno, tanto más velozmente corre; al contrario, cuanto menos ama uno, tanto más lentamente se mueve por el camino. Y si carece de amor, se ha parado del todo; en cambio, si ansia el mundo, ha invertido la dirección y ha dado la espalda a la patria. ¿De qué le aprovecha el estar en el camino si no avanza, sino que, al contrario, da marcha atrás? Es decir, ¿de qué sirve ser cristiano católico —esto es estar en el camino—, si al amar el mundo marcha por el camino, pero retrocediendo? Vuelve al punto de donde partió. Si alguna emboscada del enemigo que le tienta y le asalta en este camino lo separa de la Iglesia católica o lo arrastra a la herejía, o hacia algunos ritos paganos, o a cualesquiera otras supersticiones o maquinaciones del diablo, ya ha perdido el camino y vuelto al error.
Sermón 346B, 2

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