jueves, 29 de diciembre de 2016

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Los cinco minutos del Espíritu Santo

El Espíritu Santo no se deleita cuando nos escondemos de las dificultades, cuando queremos ignorar los problemas, cuando escapamos de los desafíos que la vida permanentemente nos presenta.

Al contrario, el Espíritu Santo es viento que empuja. Él nos invita siempre a enfrentar las dificultades, nunca a escapar.

Porque cada dificultad que yo tenga que enfrentar será siempre una nueva posibilidad para crecer.

En cada problema que resuelvo aprendo algo nuevo, después de cada experiencia dura que atravieso, queda siempre algo más de sabiduría en el corazón. Ninguna dificultad es en vano, ningún sufrimiento es inútil.

Siempre, después de una tormenta de la vida, salimos renovados. Se libera algo nuevo que, sin esa tormenta, no habríamos descubierto.

Hay muchas cosas bellas en nuestro interior que tenemos que ejercitar para que se desarrollen, y cada nuevo desafío de la vida es esa oportunidad para desarrollarlas.

Por eso, el Espíritu Santo siempre nos mueve a enfrentar las cosas, y nunca a retraernos como perros miedosos. Dejémonos llevar.

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Un pensamiento diario de San Agustín de Hipona

"Ahora puedes alcanzarlo"
Dios se ha encarnado para esto: para que tú que en cuanto hombre no podías alcanzar a Dios, sino sólo a los otros hombres, ahora pudieras llegar a Dios por medio de un hombre. Y así Jesucristo, hombre, es el mediador entre Dios y nosotros. Dios se hace hombre para que, siguiendo a un hombre -algo que puedes hacer- pudieras alcanzar a Dios, algo, en un tiempo, imposible para ti.
(Enarraciones sobre el salmo 134,5)

Oración - Señor, tú eres el alimento delicioso para los puros de corazón.
(Confesiones 13,21)
P. José Luis Alonso

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