HIMNO
¡Hijo de tantas lágrimas,
nacido para dar testimonio del amor!,
muéstranos los caminos deseados
para el retorno fiel del corazón.
Por el llanto de Mónica
volviste de las noches del alma al claro sol;
y para Cristo te engendró de nuevo
la que a la vida un día te engendró.
¡Oh feliz llanto de la madre santa
que a Agustín para Cristo rescató,
y fecundó aquel alma prodigiosa
que habló de Dios como ninguno habló.
Y al hombre, con la sed del infinito,
con palabra inmortal lo acercó a Dios;
y de la eterna Trinidad santísima
al misterio sin fondo se asomó.
Amén
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