Seguro que sabes, Señor Jesús, que no conseguirás que deje de rezar por la salud y el bienestar de las personas que quiero, y por tantas otras cosas que pienso que serían muy convenientes para que el mundo fuese mejor.
Si no están a mi alcance te las encomiendo a ti y me quedo tranquilo. Tú me dices que siga rezando con perseverancia y paciencia. No es que te guste hacerte de rogar y ponerme a prueba. Es que tu misericordia ya ha hecho y sigue haciendo lo que hace falta de verdad, tanto si rezo como si no.
Pero mi oración no es inútil. A ti no te hace falta, pero a mí sí. La oración me abre a ti y activa en mí la confianza, la fe, el compromiso y todas las energías espirituales que tú siempre derramas sobre mí y que yo a menudo dejo pasar de largo.
Si no están a mi alcance te las encomiendo a ti y me quedo tranquilo. Tú me dices que siga rezando con perseverancia y paciencia. No es que te guste hacerte de rogar y ponerme a prueba. Es que tu misericordia ya ha hecho y sigue haciendo lo que hace falta de verdad, tanto si rezo como si no.
Pero mi oración no es inútil. A ti no te hace falta, pero a mí sí. La oración me abre a ti y activa en mí la confianza, la fe, el compromiso y todas las energías espirituales que tú siempre derramas sobre mí y que yo a menudo dejo pasar de largo.
P. José Antonio Pagola.
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