¿Con qué finalidad recibió Juan la misión de bautizar? Recuerdo ahora habérselo dicho ya a vuestra caridad; porque, si el bautismo de Juan fuera necesario para nuestra salud, aun hoy debiera subsistir su administración, pues también ahora se salvan los hombres, y no por cierto en menor número, ni era la salud de entonces distinta de la salud de hoy. Si se mudara Cristo, sería distinta también la salud; pero, si la salud es Cristo y Cristo es siempre el mismo, la salud es la misma también. Pero ¿qué finalidad tuvo la misión bautismal de Juan? Bautizar a Cristo. ¿Por qué convenía que Cristo fuera bautizado y que naciera y fuese crucificado? Si vino Él a mostrarnos el camino de la humildad y a hacerse Él mismo ese camino, debió en todo cumplir con la humildad. Quiso también dar autoridad a su bautismo, con el fin de que los siervos se dieran cuenta con qué alegría deben correr al bautismo del Señor, siendo así que Él mismo no se desdeñó de recibir el bautismo del siervo…
Este es el fin por qué recibió el
bautismo de Juan. Recibió de un inferior lo que era también inferior. Y de este
modo exhortaba a los inferiores a que recibieran lo que es inferior. ¿Por qué
Juan no bautizó únicamente a Cristo, si la misión de Juan era bautizarlo y
preparar así el camino al Señor, es decir, al mismo Cristo? Ya se dio
contestación a esto. Pero se recuerda ahora porque es necesario para la
cuestión actual. Si sólo nuestro Señor Jesucristo hubiera sido bautizado con el
bautismo de Juan... no faltarían quienes creyeran que el bautismo de Juan era
superior al bautismo de Cristo. Pues dirían: Tan excelente es el bautismo de
Juan, que sólo Cristo mereció ser bautizado con él. Luego, para darnos ejemplo
de la humildad con que hemos de recibir la salud del bautismo, fue por lo que
Cristo recibió lo que para sí no era necesario, pero lo era para nosotros.
Por otra parte, recibieron otros
el bautismo de Juan para que se comprendiera que lo que recibió Cristo de Juan
no era superior al bautismo de Cristo. El bautismo de Juan no les era
suficiente. Por eso se bautizaron también con el bautismo de Cristo. El
bautismo de Cristo era distinto del bautismo de Juan. Quienes recibían el
bautismo de Cristo no iban en busca del bautismo de Juan; en cambio, quienes
recibían el bautismo de Juan iban en busca del bautismo de Cristo. Sólo a
Cristo bastó el bautismo de Juan. ¿Cómo no le iba a bastar, cuando ni siquiera
lo necesitaba? Él no tenía necesidad de bautismo alguno. Recibió el bautismo
del siervo únicamente para exhortarnos a su bautismo. Y para que no se juzgase
superior el bautismo del siervo al bautismo de su Señor, se bautizaron otros
con el bautismo del que era siervo como ellos. Quienes se bautizaron con el
bautismo del que era siervo como ellos, necesitaban bautizarse de nuevo con el
bautismo del Señor; en cambio, quienes se bautizaron con el bautismo del Señor
no necesitaban el bautismo del que, como ellos, es siervo.
Juan recibió un bautismo que se denomina
así: bautismo de Juan. Nuestro Señor Jesucristo no quiso dar a nadie su
bautismo, no con el fin de que nadie se bautizara con él, sino para que fuera
siempre el Señor quien bautizase. Esto se hizo con el fin de bautizar el Señor
por sus ministros; esto es, los que son bautizados por sus ministros, son
bautizados por el Señor, no por ellos. Una cosa es bautizar con poder
ministerial, y otra cosa muy distinta bautizar con poder de autoridad. El
bautismo es tal cual es la persona por cuya autoridad se da, no cual es la
persona por cuyo ministerio se administra. El bautismo de Juan era como era
Juan: bautismo santo, como era él; pero siempre de un hombre, que había
recibido del Señor esta gracia, y gracia tan grande como ser el precursor de su
Juez, y de mostrarle con el dedo, y de realizar la voz de aquella
profecía: Yo soy la voz del que clama en el desierto:
Preparad los caminos del Señor. El bautismo del Señor es como
el Señor, luego es divino, porque el Señor es Dios.
Jo. Ev. Tr. 5, 3-6
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