jueves, 26 de febrero de 2015

// //

De la mano de San Agustín (23)

No todo es malo

Quizá diga alguno de vosotros: ¿Cómo puede un hombre malo decir cosas buenas, pues, según está escrito, dice el Señor mismo: El hombre bueno del tesoro de su corazón saca cosas buenas, y el malo cosas malas? (Mt 12,35). Hipócritas, ¿cómo podéis hablar cosas buenas, siendo malos? (Mt 12,34).  En un pasaje dice: ¿Cómo podéis hablar cosas buenas, siendo malos? En otro dice: Haced lo que dicen, no hagáis lo que hacen, pues dicen y no hacen (Mt 23,3). Si dicen y no hacen, son malos. Y si son malos, no pueden hablar cosas buenas; ¿cómo vamos a hacer lo que les oímos decir, si de ellos no podemos oír cosas buenas? Advierta Vuestra Santidad cómo se resuelve este problema. Lo que el hombre malo saca de sí mismo, es malo; lo que el hombre malo saca de su corazón, es malo, pues en él hay un tesoro malo. Lo que el hombre bueno saca de su corazón es bueno, pues en él hay un tesoro bueno. Entonces, ¿de dónde sacaban aquellos malos las cosas buenas? De sentarse en la cátedra de Moisés. De no haber dicho antes: Se sientan en la cátedra de Moisés (Mt 23,2), el Señor nunca hubiese ordenado escuchar a los malos. Pues una cosa es la que sacaban del tesoro malo de su corazón, y otra la que proclamaban desde la cátedra de Moisés, a semejanza de los pregoneros de un juez. Lo que dice el pregonero no se atribuye al pregonero, si lo dice ante el juez. Una cosa es la que el pregonero dice en su casa y otra la que dice tras escuchar al juez. En efecto, le agrade o no, el pregonero proclama la pena incluso para su amigo; le agrade o no, proclama incluso la absolución para su enemigo. Proclama el fallo que dicta su corazón: absuelve al amigo y penaliza al enemigo. Proclama el fallo que emana del sillón del juez: este condena al amigo del pregonero y absuelve a su enemigo. Proclama la recomendación que sale del corazón de los escribas; oirás: Comamos y bebamos, que mañana moriremos (1Co 15, 32; Is 22,13). Proclama la que sale de la cátedra de Moisés; oirás: No matarás, no adulterarás, no robarás, no levantarás falso testimonio; honra al padre y a la madre (Ex 22,13-16.12; Dt 5,17-20.16), amarás a tu prójimo como a ti mismo (Lv 19,18). Tú haz lo que proclama la cátedra por boca de los escribas, y no lo que te llega del corazón de los mismos. Así, compaginando ambas sentencias del Señor, no serás obediente respecto de una y reo respecto de otra; al contrario, comprendes que una y otra van de acuerdo, y ves que es verdad tanto que el hombre bueno del buen tesoro de su corazón saca cosas buenas, y el malo saca de su mal tesoro malas cosas, como que los escribas no dicen cosas buenas sacadas del mal tesoro de su corazón, pero pueden decirlas sacándolas del tesoro de la cátedra de Moisés.
Sermón 74,3

0 Reactions to this post

Add Comment

Publicar un comentario