miércoles, 22 de febrero de 2017

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De la mano de San Agustín (7): Deleitosa comunión la de los santos(3)

 Así habla también Ezequiel de tres personas, en las que con razón entiendo hallarse simbolizados estos tres géneros de hombres: Si el Señor enviare—dice—espada sobre la tierra, aunque estuviesen en medio de los hombres Noé, Daniel y Job, no se librarán los hijos y las hijas, sino que ellos solos se salvarán (Ez 14,13-16). Estos ya fueron librados en otro tiempo, pero en estos tres nombres simbolizó otros tres géneros de hombres. Noé representa a los rectores de la Iglesia, porque gobernó el arca en el diluvio (Gn 7). Daniel eligió la vida descansada; en el celibato sirvió a Dios, es decir, no tuvo mujer; era varón santo, entregado en la vida a deseos celestes; fue tentado muchas veces, y encontrado oro acendrado. ¡Cuán aquietado era el que se hallaba seguro entre los leones! (Dn 6; 14,28-39) Luego en el nombre de Daniel, que también fue llamado varón de deseos (Dn 10,11), pero sin duda castos y santos, se hallaban simbolizados los siervos de Dios, de los cuales se dice: ¡Ved cuan bueno y deleitoso es habitar los hermanos en unión! En el nombre de Job se halla representada una de aquellas que fue tomada del molino, pues tenía mujer, hijos, abundantes riquezas; y tenía tantas en este mundo, que el diablo le echó en cara que no adoraba a Dios gratuitamente, sino por lo que había recibido de Él. Esto echó en cara al santo varón; pero en sus tentaciones se probó cuan gratuitamente Job adoraba a Dios; no por las cosas que había recibido, sino a Dios por Dios. Habiendo perdido todas estas cosas en una repentina prueba y aflicción; perdida la heredad, perdidos los herederos, dejándole solo su mujer, no para consuelo, sino para tentación, dijo lo que sabéis: El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó; como al Señor le agradó, así se hizo. Sea bendito el nombre del Señor (Jb 1). En él se cumplió lo que cantamos diariamente si nos armonizamos con las obras: Bendeciré al Señor en todo tiempo; siempre se halle en mi boca su alabanza (Sal 33,2). Luego en estos tres nombres se hallan simbolizados los tres géneros de hombres lo mismo que en aquellos tres que conmemoré del Evangelio.

 Luego ¿qué dicen los que nos escarnecen por el nombre de monjes? Quizás nos dirán: "Los nuestros no se llaman circunceliones (vagabundos); vosotros los llamáis así con nombre afrentoso, porque nosotros no los llamamos de ese modo." Digan cómo los llaman y lo oiréis. Los llaman agonistas, luchadores, combatientes. También nosotros confesamos que los llaman con más decoroso nombre si se ajustase a la realidad. Por ahora lo considere vuestra caridad. Los que nos dicen: "Mostrad en dónde se escribió el nombre de monjes", que nos muestren en dónde se escribió el de agonistas. "Los llamamos así —dicen— por la lucha o el certamen, pues luchan o combaten, y el Apóstol dice: Combatí el buen combate (2Tm 4,7); luego como luchan contra el diablo y le vencen, estos soldados de Cristo se llaman agonistas." ¡Ojalá que fuesen soldados de Cristo y no del diablo, de quienes se teme más su saludo, consistente en decir: Alaba a Dios, que el rugido del león! Estos también se atreven a ultrajarnos, porque los hermanos, al darse de cara con los hombres, los saludan diciendo: A Dios gracias. "¿Qué significa —dicen— Deo gratias, a Dios gracias?" ¿Tan romo eres que no sabes lo que quiere decir a Dios gracias? El que dice a Dios gracias, da gracias a Dios. Ve si no debe el hermano dar gracias a Dios cuando ve a su hermano. ¿Por ventura no existe motivo de congratulación cuando se encuentran los que moran en Cristo? Y, sin embargo, vosotros os reís de nuestro a Dios gracias; y los hombres lloran de vuestras alabanzas a Dios. Ciertamente que explicasteis por qué los llamáis agonistas. Está bien que los llaméis así, lo aplaudimos por completo. Quiera Dios que combatan contra el diablo y no contra Cristo, cuya Iglesia persiguen. Sin embargo, como luchan, los llamáis agonistas y encontráis motivo para llamarlos de ese modo, puesto que el Apóstol dijo: Bonum agonem certavi, combatí el buen combate. Luego ¿por qué nosotros no hemos de llamar monjes, diciendo como dice el salmo: Ved cuan bueno y deleitoso es habitar los hermanos en unión o en uno? Monos en griego significa uno, y no uno cualquiera, porque la turba también es uno, ya que, siendo una formada de muchos, también puede llamarse uno; pero no puede llamarse monos, es decir, único o solo. Monos significa uno solo. Los que de tal modo viven en unión que constituyen un solo hombre, de suerte que en ellos se cumple lo que se escribió, son un alma y un solo corazón; son muchos cuerpos, pero no muchas almas; son muchos cuerpos, pero no muchos corazones; con razón se denominan monos, es decir, uno solo. De aquí que uno solo se curaba en la piscina. Nos respondan y expliquen los que ultrajan el nombre de monjes por qué aquel que fue hallado soportando por espacio de treinta y ocho años una enfermedad respondió al Señor: Al ser movida el agua, no tengo quien me arroje a ella, y otro baja antes que yo (Jn 5,5.7). Bajaba uno y no bajaban más. Uno solo se curaba, el cual simbolizaba la unidad de la Iglesia. Con razón ultrajan el nombre de unidad quienes se apartaron de ella. Con razón ven con malos ojos el nombre de monjes, porque ellos no quieren habitar en unión con los hermanos, puesto que, siguiendo a Donato, abandonaron a Cristo. Estas cosas he dicho sobre el uno y de uno solo oyó hablar vuestra caridad. Nos regocijemos ya con el salmo y veamos las cosas que siguen. Es breve y puede ser recorrido todo él exponiendo cuanto el Señor me sugiera. Pienso que, por las cosas que ya se dijeron, puedan presentarse claras las que siguen, aun cuando aparezcan a simple vista oscuras.
 En in ps.132, 5-6

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