miércoles, 20 de diciembre de 2017

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"PÁGINAS DEL DIARIO DE MARÍA" (3)

V

Sin embargo, a veces me sentaba en lo oscuro y esperaba.
Entonces empezaba a escuchar sus latidos
enormes, sin preguntarse si eran
del corazón de Dios o si tan solo de una niña aterrada.

Comprendía
que Alguien o algo tenía prisa,
que el cielo no podía respirar de impaciencia,
girando ya hacia bosques jamás atravesados.

Olía a lluvia el mundo
y yo no entendía
por qué mi corazón iba tomando aquella extraña forma
de nido.

VI

¡Qué sin deseos estaba el alma! Yo sabía: ser virgen
no es tener un vacío sino arder;
no es carecer de hijos, sino de hambre;
no es llorar a la entrada del desierto,
sino caminar libre entre jardines.

Por eso no tenía que buscar la pobreza. El alma era
pobre sin darse cuenta. Sólo rica
de gozo, rica de libertad entre cautivos.

P. José Luis Martín Descalzo
(1930 - 1991)

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