miércoles, 25 de julio de 2018

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Mientras vivas entre los hombres, no podrás separarte del género humano.

¿Por qué pensáis, hermanos, que se llenaron los desiertos de siervos de Dios? Si les hubiera ido bien entre los hombres, ¿se hubiesen apartado de los hombres? Y, sin embargo, ¿qué hacen éstos? Se alejan huyendo, moran en el desierto. Pero ¿tal vez separados o solitarios? Los une la caridad para morar con muchos, y de entre aquella multitud hay quienes ejercitan, porque en toda multitud es necesario que se encuentren malos. Dios, que sabe que debemos ser ejercitados, mezcla con nosotros a los que no han de perseverar o a los que de tal modo han simulado, que ni han comenzado aquello en lo que debían perseverar. Sabe que nos es necesario que soportemos a los malos para que progrese nuestra bondad. Amemos a los enemigos, los corrijamos, los castiguemos, los excomulguemos, con amor los apartemos de nosotros.

Oíd lo que dice el Apóstol: Si alguno no da oídos a nuestra palabra por la epístola, mareadle y no os juntéis con él. Pero, para que no se introduzca por esto en ti la ira y enturbie tu ojo, añade: Empero, no le consideréis como enemigo, sino corregidle como hermano para que se avergüence. Ordenó la separación, no suprimió el amor. Vive tu ojo, vive tu vida; la pérdida del amor es tu muerte. Este amor temió perder el que dijo: Miedo de muerte me sobrevino. Así, pues, para no perder la vida del amor, dice: ¿Quién me dará alas como de paloma para volar y descansar? ¿Adónde irás, adónde volarás, en dónde descansarás? He aquí que me alejé huyendo y me asenté en el desierto. ¿En qué desierto? Adondequiera que vayas, se te reunirán los demás, irán contigo al desierto, buscarán tu vida, no podrás repeler la compañía del hermano; se mezclarán también contigo los malos; aún tienes que ejercitarte. He aquí que me alejé huyendo y asenté mi morada en el desierto. ¿En qué desierto? Quizá en la conciencia, adonde no entra hombre alguno, en donde nadie está contigo, en donde estáis solos tú y Dios. Porque, si asientas tu morada en el desierto, esto es, en algún sitio, ¿qué harás de los que se te juntan? No podrás estar separado del género humano mientras vivas entre los hombres. Atiende más bien a nuestro Consolador, Señor, Rey, Emperador y Creador, creado entre los hombres. Ve que con los Doce se mezcló uno a quien sufrió.
Comentario al salmo 54, 9

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